Un horizonte sin fin.

Estos días hemos empezado las primeras tutorías con las personas de la Mentoría de IE creando sus Road Maps.

Y si te soy sincero, hay algo que me tiene absolutamente fascinado:

El mejor de los sueños de una persona siempre se queda corto en relación a su potencial.

Lo veo una y otra vez.

Alguien nos cuenta lo que quiere conseguir, lo que imagina como “la cima de su vida”…

Y al mirarle, me doy cuenta de que eso que sueña es algo muy pequeño en relación a lo que realmente podría llegar a ser o a conseguir.

Cuando logras ver más allá de lo inmediato, de las palabras, de las creencias, cuando eres capaz de ver lo que alguien puede llegar a hacer y en quién puede llegar a convertirse… entiendes que el potencial de cada uno de nosotros es prácticamente ilimitado.

Y no hablo solamente de lo marterial, eso es una pequeña parte.

Lo que nos mantiene atrapados en vidas pequeñas son los miedos, las creencias y las referencias limitadas y sesgadas que tenemos de nosotros mismos.

Pero en cuanto empiezas a romper esas barreras, las puertas del mundo se abren y la vida se muestra como és: un horizonte sin fin.

Somos gente normal, ayudando a personas normales, que simplemente se dan el permiso de dar pasos que dan mucho miedo pero que les llevan a construir vidas extraordinarias.

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