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Tu historia es tuya.
Ayer contaba que la persona que eres es la consecuencia de tu interpretación de las experiencias que has vivido.
Porque a partir de esa interpretación te defines y tomas decisiones.
Si lo has pasado mal, puedes definirte a partir de esa historia. Si te han traicionado y tu matrimonio se ha roto de forma trágica, puedes definirte a partir de esa historia. Si te han despedido injustamente, puedes definirte desde ahí.
El problema es que tu interpretación de la historia es, habitualmente, aquella que te permite justificar tu falta de responsabilidad. Y definirte desde esa interpretación suele llevarte a convertirte en alguien que, muy posiblemente, no te gustará ser.
Por eso en terapia es tan importante la reestructuración.
Eso es el acompañamiento del profesional para, después de una conversación, dinámica o intervención, ayudarte a construir una nueva interpretación de los hechos conflictivos.
Si piensas que tus padres fueron el demonio porque no te compraron la bicicleta que querías, y lo interiorizaste como una falta de amor…
Quizás, después de una conversación o alguna dinámica en el contexto terapéutico, puedas reinterpretar ese suceso. Viéndolo ahora como una falta de recursos, y no como una falta de amor.
Es un ejemplo flojo, pero es ese cambio de perspectiva lo que me interesa mostrarte.
Cuando el profesional te ayuda a acceder a esta nueva interpretación de los hechos, se dice que ha realizado una reestructuración. Y en consulta, eso sucede todo el tiempo, pero en especial al final de las sesiones.
La persona no sabe que el terapeuta está reestructurando su pasado, pero es interesante que conozcas esto, porque uno mismo también puede hacerlo.
Puedes revisar tu pasado, en líneas generales, y ver qué predomina… ¿Alegría o tristeza? ¿Amor o miedo? ¿Crecimiento o bloqueo? ¿Esfuerzo o resultados? ¿Compromiso o traición? ¿Libertad o control?…
Cuando echas un vistazo a tu pasado con estas preguntas, rápidamente sabes lo que predomina. Pero no es definitivo.
Lo que predomina no es lo que sucedió, es tu interpretación de lo sucedido. Y puede ser muy saludable que revises tu pasado asumiendo tu responsabilidad en lo que pasó, viendo a los demás como personas que no sabían hacerlo mejor, entendiendo que no hay gente realmente mala, sino personas presionadas y con poca capacidad para hacerlo mejor…
Y cuando te das la oportunidad de ver tu pasado desde esa perspectiva nueva, descubres que, con cada nueva interpretación, quien eres cambia. Y te conviertes en alguien cada vez más responsable, más libre y más satisfecho.
Esto que te acabo de contar no tiene nada que ver con la Píldora del sábado, en la que te hablo sobre la mentalidad de los ricos, pero desde un ángulo muy distinto al habitual. Siempre se habla de “cómo piensan los ricos” para hacer dinero como ellos, y se omiten los hábitos que tienen consigo mismos, los que les llevan a estar en el estado mental, emocional y físico que les permite pensar como piensan y actuar como actúan. De eso te hablaré en la Píldora del sábado de la Inteligencia Evolutiva.
Si fueras mi cliente, te diría:
“Si la historia te la cuentas tú, haz que sea una gran historia.”
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