Siempre hay dos conversaciones.

Hace unos años un par de empresarios me pagaron “por comer”.

Venían de viaje de América Latina, me pidieron una mentoría, les dije que no y me propusieron darme varios miles de euros por una comida en la que me podían preguntar lo que quisieran y yo les asesoraba.

Evidentemente cedí, por esa pasta hasta les habría preparado yo la comida.

Mis condiciones:

Máximo 3 horas de comida (podría decirte 2 para quedar bien pero les dije 3).

Tenían que ser dos hombres, si los que venían eran dos niños me largo.

El dinero por adelantado.

Les encantó.

Ahí sucedió algo. Y es que ellos venían por una conversación y lo que pasó es que profundizamos hasta “la conversación”.

Siempre hay dos conversaciones.

La que la gente desea y con la que fantasea.

Y la de verdad.

Vamos a ver.

La gente quiere terapia pensando en que le escucharán, serán atendidos, les darán la razón y les harán sentir mejor.

Y la realidad de la buena terapia es que eso no sucede. Se te escucha y se te atiende, pero se cuestiona tu punto de vista y se confronta para ayudarte a trascenderlo para que descubras la raíz del problema y el modo de llegar más allá de él.

En consultoría estratégica, mentoría, mentalidad… sucede lo mismo. La gente se piensa que hay una estrategia que lo resuelve todo. Y es verdad, siempre hay una cosa que puedes hacer que resuelve tus problemas y que te lleva a conseguir lo que quieres.

Pero esa estrategia no sirve de nada. Porque la gente la cuestiona, duda, entra en conflicto, intenta poner de su cosecha… y para cuando te quieres dar cuenta ya no hacen lo que resuelve su problema, hacen lo mismo de siempre.

Hay la solución que quieres, que no funciona.

Y la solución que necesitas y que te jode profundamente, pero que te lleva a trascender tu bloqueo, conflicto, problema, crisis… y a seguir avanzando con tu vida.

Cuando profundizas en la conversación real, aquella que de verdad hay que tener, hablas de lo importante y no de lo urgente o de aquellas cosas de las que a la gente le gusta hablar para hacerse los importantes o hacer ver que están haciendo algo cuando lo que hacen no es trascendental.

En esa comida esos empresarios salieron siendo alguien muy distinto a quien eran cuando llegaron.

Y les quedó claro que cuando alguien habla de juegos, en realidad NO JUEGA.

Los pasos que quieres dar es seguir leyendo mails, seguir viendo contenido en Instagram, Tik Tok o YouTube, creyendo que cambiará algo que nunca cambia.

Y el paso que no quieres dar pero que es el que te lleva a la conversación de verdad es apuntarte a la membresía de la Inteligencia Evolutiva y prestar mucha atención para algún día poder permitirte la Mentoría y sentarte en la mesa.

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