¿No estás a la altura?

Hay muchos aspectos en los que no soy ni de lejos igual de bueno que los demás.

En otros, soy mejor que muchos.

Pero los primeros son más que los segundos.

Cuando te comparas con otras personas y ves que hay tanta distancia, ves que te faltan habilidades, que tu edad te va en contra, que tu físico no puede competir con otros, que no dispones de los recursos que ellos tienen…

(No es mi caso, pero lo pongo para que te sea fácil identificarte)

Bien, pues cuando te pones a comparar y te das cuenta de que te falta mucho para poder competir con el resto.

Y ves tus puntos fuertes y puedes contarlos con los dedos de una mano.

Tienes que saber una cosa, y es que NO IMPORTA.

Solo necesitas un par de puntos fuertes, ya sea una habilidad, una facilidad, un conocimiento mayor que el resto o tu experiencia… No importa lo que sea.

Lo que de verdad importa es tu persistencia en relación con ello.

Tener muchas facilidades, habilidades, conocimientos, un gran físico, mucho dinero… solo reduce el número de veces que tienes que hacer algo para conseguir el resultado que quieres.

Pero si no tienes mucho de eso, no te tienes que desesperar. Solo tienes que contemplar que tendrás que insistir más, tener más determinación y ser más persistente.

El resultado NO será el mismo. El tuyo será mayor.

Porque en el proceso de lograrlo, te habrás transformado más que los demás, adquiriendo una mayor fortaleza, constancia y resistencia.

Hablando en serio, no te puedes imaginar la cantidad de tiempo que tardé en encontrar el formato que realmente marcó una diferencia a nivel económico, las decenas de veces que repetía mis primeros vídeos que publicaba en Instagram, la cantidad de horas que participé en programas de radio que no escuchaba nadie, las colaboraciones y eventos en los que yo me cubría mis gastos y que, finalmente, no tenían ninguna repercusión.

Pero no importaba, porque sabía una cosa:

No era cuestión de suerte, era cuestión de tiempo.

Acompaño a varios cientos de personas a transformar su mentalidad, y quienes escuchan las Píldoras del Programa de Inteligencia Evolutiva tienen vidas exponencialmente mejores. Porque el programa no depende de su persistencia, depende de la mía.

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