Obsesionados por cambiar sin cambiar.

La gente se obsesiona con cambiar sus hábitos.

Levantarse antes. Meditar. Hacer ejercicio. Comer mejor. Ser más productivos.

Hacen un súperesfuerzo puntual durante unos días y, al poco tiempo, vuelven a desequilibrarse y regresan a los hábitos de siempre.

El motivo es que esa vida que intentas cambiar es tu vida.

Es un reflejo de quién eres.

Y lo que estás haciendo es intentar ser alguien mejor de quien eres, pero pronto descubres que no eres mejor porque no puedes sostener esa vida aparentemente mejor.

Asume esto:

No podrás lograrlo siendo quien eres.

Porque la persona que eres es la consecuencia de tu interpretación de tus experiencias y de cómo, a partir de todo eso, tomas decisiones para relacionarte con el mundo.

Necesitas soltar ese apego con la persona que siempre has sido y darte permiso para cuestionarlo todo y cambiar.

¿Qué es cambiar?

Es transformar tu interpretación de tus experiencias, y eso requiere aumentar tu complejidad cognitiva.

Para darte cuenta de que en la mayoría de las situaciones no fuiste la víctima, de que los verdugos no fueron tan malos, y de que, en general, casi todos sois cómplices de esa vida que estáis sufriendo.

Sana tus heridas, empieza a interiorizar modelos mentales (mentalidades) más complejas y descubrirás que tu vida no ha sido lo que parecía, tu presente no es tan complicado y que tu futuro puede ser mucho mejor de lo que jamás has imaginado.

¿Cómo lo hago? ¿Por dónde empiezo? Por aquí.

Si fueras mi cliente, te diría:

“La vida que quieres es solamente una consecuencia.”

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