No puedes renunciar perdiendo.

En la Píldora de hoy he dicho algunas barbaridades. Lo admito.

Por supuesto, para mí no son barbaridades. Tengo los límites mucho más amplios de lo que los tiene la mayoría de la gente y, justo por eso mismo, suelo ser capaz de identificar opciones y estrategias que los demás no contemplan.

También soy muy claro con la importancia de conseguir resultados tangibles y dejar de caer en las trampas de los premios de consolación que nos inventamos para poder seguir aguantando situaciones que no queremos.

Es imprescindible que el dinero, las relaciones, los amigos, la familia, la salud, el desarrollo personal y profesional progresen adecuadamente, para que dejen de ser un problema. No digo que lo petes a lo bestia, pero sí que sientas satisfacción con los pasos que vas dando y lo que vas consiguiendo.

Porque cuando tienes una piedra en el zapato, no disfrutas del camino.

Y lo más importante, no lo trasciendes.

En alquimia lo llaman sublimación.

La gente asocia que la pobreza material y la riqueza espiritual van de la mano, y NO es así.

Solo puedes acceder a la riqueza espiritual si trasciendes el deseo material, eso es así.

Pero, primero tienes que satisfacer tus deseos para luego renunciar a ellos.

No puedes iniciar un ayuno cuando te estás muriendo de hambre.

Primero sacias tu hambre, te preparas y luego ayunas.

Es súper importante que consigas buenos resultados en tu vida, que consigas esas cositas que quieres, esa relación de pareja, esa libertad económica, incluso ese capricho de tener una casa con jardín, hacer ese viaje con el que sueñas, o comprarte ese coche que te hace tanta ilusión. Pero no para pasar al siguiente deseo persiguiendo la zanahoria, sino para desnudar todos esos deseos de la idealización que les has añadido, trascenderlos, y en esa falta de necesidad, descubrir la realidad que hay más allá de todos ellos.

Es justamente ese el camino que recorrió, el Buda, Siddhartha Gautama. Él era un príncipe, y el hecho de tener todo lo que deseaba le llevó a desear algo mayor y más trascendental, lo que le permitió renunciar a todo ello. El budismo se basa en trascender los deseos para, mediante la renuncia a ellos, descubrir una realidad mayor.

Pero renunciar es realmente complicado si previamente no has conseguido lo que querías.

Puedes pensar que alguien que consigue algo, luego quiere algo más, y luego más. No es así, eso es patológico. Y si sucede hay que tratar esa compulsión. Evidentemente que la gente pasa por una etapa de compensación cuando gana mucho dinero después de una vida de pobreza, pero después de unos cuantos caprichos se sacia y empieza a profundizar en cuestiones más importantes.

Si piensas que no es así es que no has conocido a suficiente gente rica de verdad.

Pero el que lo tiene jodido es el que no trasciende esa pobreza, porque para trascenderla tiene que renunciar a algo que no ha sido capaz de conseguir.

Imagina a alguien que está jugando a un juego, y pierde, y pierde, y pierde… Y al final dice que renuncia. Internamente no ha renunciado, se ha rendido. Lo que es algo muy distinto, porque dentro de su cuerpo hay deseo y frustración, y mientras estas emociones le aten, no podrá trascender el juego para descubrir el verdadero juego al que todos estamos jugando.

Por ello, es importante que dejes de hacer movimientos mediocres en tu vida y empieces a hacer las cosas bien, para que consigas esa relación que deseas, esa familia, ese dinero, esa abundancia. Porque posiblemente piensas que esa es la meta y no es así.

Satisfacer lo que quieres no es más que el principio.

PD: Me verás como alguien muy superficial, justamente porque quiero que consigas las cosas que quieres, pero no porque sean importantes en sí mismas, sino para que te quites esa espinita, y que así descubras que tras eso se encuentra la verdadera grandeza.

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