No me fío de los que están demasiado cuerdos.

No me fío de los que están demasiado cuerdos.

Las personas que siempre son sensatas, que siempre siguen estrategias, que siempre tienen un paso a paso…

Lo hacen muy bien, pero me da la sensación de que dentro de ellos hay una especie de espíritu que tiene ganas de ser libre y que puede escapar en cualquier momento en forma de brote, a lo «Un día de furia».

Porque el exceso de control presiona de formas que nos hacen daño.

Todos necesitamos aire en el sentido de poder darnos una tregua y soltar ese “yo responsable” que siempre hace lo que tiene que hacer.

Cuando no lo soltamos y nos presionamos demasiado, es cuando necesitamos compensar esa rigidez con acciones que no nos sientan bien, como un atracón ya sea de comida, de alcohol, de otras sustancias, de porno, de evasión…

La sociedad es una anomalía para el animal que somos. Mantener una identidad altamente funcional, nos lleva a desarrollarnos en la sociedad. Pero si ponemos un collar demasiado apretado en el cuello de ese animal, le estamos poniendo una soga.

Afloja esa presión que te impones.

Recuerda que nada de esto es natural, ni el trabajo, ni las relaciones, ni la familia, ni el dinero, ni la religión, ni las leyes, ni la tecnología…

Adáptate y desarróllate, pero de forma relajada.

Porque desarrollarte demasiado artificialmente, te llevará a necesitar estrategias artificiales para sentirte bien.

Si fueras mi cliente, te diría:

“Respeta tu naturaleza no estando demasiado cuerdo”.

 

🔥  ATENCIÓN 🔥

Este sábado en la Membresía te hablaré sobre romper la realidad.

Hay veces en las que volverte un poco loco,
es lo más cuerdo que puedes hacer.

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