Te mira a los ojos.

Y lo sabes.

Sabes perfectamente lo que te va a decir, pero aún así te quedas ahí pasmado porque una parte de ti desea con todas tus fuerzas que suceda algo distinto.

Ya está, lo ha dicho.

Sabes qué está sucediendo; ya ha empezado, no necesitas que siga hablando para saber cómo continúa. En tu cabeza, te dices que tienes que decir que sí, ponérselo fácil, aunque sea por dignidad, y alejarte.

Pero te quedas en silencio porque quieres que siga hablando.

Quieres entender el motivo. La causa. Esa que no tiene que ver contigo y que le lleva a tomar esa decisión.

Necesitas que te lo diga porque no entiendes qué es lo que ha pasado.

Pero no lo hace. Habla mucho pero no dice nada. Solo intenta llenar ese vacío para ganar tiempo hasta que lo aceptes y te marches.

El verdadero motivo, ese que necesitas saber… no lo dice.

— Pero… ¿porqué? —preguntas.

Sabiendo que no servirá de nada.

Porque esa persona que te está esquivando la mirada. Esa persona que puede ser una de tantas a lo largo de tu vida, o muchas al mismo tiempo… Sabe que no tiene la necesidad de pasar por el mal trago de decirte que:

—Es por ti.

Si fueras mi cliente, te diría:

"Si tú no has hecho el esfuerzo de averiguar los motivos por los que no estás a la altura, o si, peor aún, estás tan cegado como para no querer verlo.

Nadie vendrá a explicártelo, porque tampoco serviría de nada."

🔥  ATENCIÓN 🔥

Este sábado en la Membresía la Píldora se titula: “No es nada personal” y te aportará estrategias para entender y gestionar situaciones en las que quieren hacerte creer que el problema no va contigo.

👇🏻

Puedes compartir las frases que más te gusten de este mail en tus historias de Instagram (etiquétame), y también puedes reenviar este correo a quien creas que le puede servir.

NO respondas a este mail. NO recibo las respuestas.

Si quieres comentar este mail escribe en el Canal de Telegram.