Mide lo que importa.

Una de las claves que hace que aquello que haga, sea lo que sea, vaya cada vez a mejor, es, sin ningún tipo de duda, usar puntos de referencia.

Dicen que aquello que se mide, mejora.

Y es así.

Cuando hago algo, ya sea una terapia, un acompañamiento estratégico, una campaña de venta o un nuevo proyecto, siempre busco puntos de referencia concretos y tangibles que me indiquen los niveles pre y post.

De esta manera puedo hacer mi magia.

¿En qué consiste mi magia?

En una experimentación en serie y a toda velocidad, basada en hipótesis cada vez más precisas.

Es una forma de testeo.

Todo el tiempo voy pivotando entre hipótesis similares y revisando el punto de referencia, y, a medida que aparecen los resultados positivos, voy adaptando las hipótesis para que sean más precisas.

Normalmente, en la investigación lo que se busca es la documentación de todo el proceso. Y es lo correcto, porque al documentarlo obtienes la investigación científica. Pero en muchas áreas no es necesario ser formal en esa experimentación, y tampoco es necesario documentarla. Solo encontrar la explicación al problema y la solución más óptima.

Es en ese caso cuando la experiencia se convierte en conocimiento funcional, y este, a su vez, en sabiduría.

Y repito, la clave es tener puntos de referencia.

Si vas a negociar un aumento, valida tus propuestas en la negociación a partir de cuándo el decisor empieza a levantar el pie del freno.

Si vas a seducir a alguien, valida su reciprocidad a partir de sus acercamientos reales.

Si vas a lanzar un servicio, valídalo a partir de tus ventas.

Cómo te sientas, cuánto te digan lo bien que lo haces o cuántos resultados secundarios obtengas NO es importante, si no eres capaz de fijar tu atención en un marcador real que te indique qué tal lo estás haciendo de verdad.

Mi marcador para Instagram es cuántas visualizaciones tiene un contenido, likes y tiempo de visionado.

Mi marcador para los mails es cuántas aperturas hay a la semana.

Mi marcador para la membresía de la IE es el número de clientes y el tiempo de permanencia.

Cuanto mejor mido esos datos, mejor es lo que hago y más mejoran los resultados.

En terapia, en estrategia, en ventas, en emprendimientos… mide lo que importa y úsalo todo el tiempo como punto de referencia para experimentar formas de hacer aquello que haces cada vez mejor.

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