Ayer compartí en Instagram una historia contando que me han quitado el avatar que usaba. Ese dibujito que se parecía a mí y que era muy chulo para responder a otras personas en historias sin tener que comentar.

Me lo han quitado para poder imponer el propio avatar de Meta/Facebook/Instagram, un avatar afeminado al que le puedes cambiar la ropa y las zapatillas comprando esas prendas a las marcas.

Este es el nuevo avatar…

Y esta es la homosexualización que hace Meta de los avatares para influir en nuestra identidad…

(No me identifico con estos personajes igual que no me identificaría con personajes del tipo llados diciendo “Bro”.)

Me da mucha pereza toda esta ingeniería social que se está haciendo para masculinizar a las mujeres y para feminizar a los hombres, con la intención de romper con el formato de familia como núcleo de la sociedad, reducir la natalidad e individualizarnos a todos.

Vamos a revisar un poco la jugada.

Al hombre masculino, al que le cuesta expresar sus emociones y no llora en público, se le acusa de machista y se le dice que tiene una masculinidad débil, como si su forma de ser fuese un problema que necesita ser corregido. En lugar de respetar que cada persona gestiona sus emociones de manera diferente, se le etiqueta como tóxico y se le culpa de formar parte de un patriarcado

Por otro lado, al hombre que conecta con sus emociones, que llora en público, que abraza comportamientos que tradicionalmente se consideraban femeninos, como priorizar la vulnerabilidad, el cuidado físico y que muestra una mayor sensibilidad se le aplaude como si hubiera alcanzado un nivel superior de evolución, y se le llama “la nueva masculinidad”.

Se le pone como ejemplo de igualdad y modernidad, como si esa forma de actuar fuese universalmente válida y deseable para todos. Pero detrás de esta narrativa, se esconde una trampa: no se trata de ser más conscientes e igualitarios, sino de imponer una nueva forma de ser hombre, quitándole al hombre el derecho a elegir cómo quiere vivir su masculinidad.

Para terminar voy a decir otra cosa:

Los hombres se están volviendo más frágiles e inseguros con la testosterona por el suelo y cada vez gustan menos a las mujeres. Mientras que las mujeres cada vez están más masculinizadas y en su empoderamiento mal entendido los hombres solo ven frialdad, individualismo, exigencia y egocentrismo, lo que les genera miedo, pereza y rechazo.

Todo esto son estrategias sociales para llevarnos hacia el nuevo paradigma de sociedad que se están inventando. Aceptemos el progreso, el cambio y la transformación, pero no dejemos que nos conviertan en una pantomima infantilizada y desorientada porque entonces estamos jodidos.

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