Lanzarse al vacío es fracasar.

Hay veces en las que hay que dar un salto en el vacío.

Sentir la libertad de dejar atrás todo aquello que pesa tanto y darte el permiso de volar libremente.

Para sentirte de nuevo.

Para reencontrarte.

Para reconocerte.

Porque cuando la vida te aprieta durante tanto tiempo, se genera una forma de transferencia inversa, en la que te transformas en alguien que no eres tú.

En alguien que simplemente es quién hace girar la rueda. Te identificas con esa función y te olvidas de tu propia naturaleza.

Tener que dar un salto en el vacío es haber fracasado.

Porque deshechas tu pasado, lo quemas, para empezar de nuevo y así tener una oportunidad de vivir.

Pero llegar hasta ese punto elimina la gran mayoría de tus opciones, te lleva a asumir que lo que has hecho no ha sido útil, te lleva a asumir un riesgo inaceptable, te lleva a empezar desde demasiado atrás, tanto que pierdes cualquier forma de ventaja que habías adquirido.

A veces es necesario.

Pero tener que dar ese salto, dice mucho de ti. Concretamente, que NO lo has hecho lo suficientemente bien.

Si me das a elegir, prefiero NO dar nunca un salto al vacío.

Pero te aseguro que estaré siempre preparado para darlo.

Sobre esto te hablo en la Píldora de mañana de la Membresía.

Si fueras mi cliente, te diría:

“No tienes que tener miedo a saltar al vacío, porque eso les deja sin palanca.

Pero si puedes evitarlo no saltes, porque el precio es más alto de lo que parece.”

 

🔥  ATENCIÓN 🔥

Mañana en la Membresía te hablo sobre saltos al vacío, sobre el caos, y sobre la estrategia a seguir para que tu vida no deje de avanzar hacia aquello que quieres, sin tener que pagar precios tan altos.

Tienes hasta hoy a las 23.55h para apuntarte.

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