La trampa de las dos opciones.

Una fórmula que funciona muy muy bien para que la gente decida lo que queremos es presentarles dos opciones. Definimos las posibles soluciones de forma cerrada, de tal manera que solo les dejamos decidir dentro de aquello que nos conviene.

—Como ya sabéis, hemos perdido a varios clientes y estamos pasando por una mala etapa. ¿Preferís que reduzcamos la plantilla o que todos nos ajustemos un poco los sueldos para continuar todos juntos?

¿Te suena?

Otro ejemplo sería:

Últimamente discutimos mucho. ¿Prefieres que nos demos un tiempo o que vayamos a terapia de pareja?

¿Cuantas frases así hay en tu relación?

Cuando la gente hace estas tretas, hace creer a los demás que esto es todo lo que se puede hacer.

Y lo jodido es que si uno presenta una opción distinta, les causa problemas, por lo que procurarán que en la siguiente toma de decisión esa persona no esté.

La manera de gestionar este tipo de situaciones es presentando una tercera opción que les beneficie a ellos más que las otras dos, pero que al mismo tiempo beneficie también al resto.

Una tercera opción en el caso de la empresa podría ser:

—Yo creo que si formamos equipos y entre todos definimos soluciones a los problemas que nos hacen perder clientes, podemos remontar los ingresos antes de que termine el mes y así que todos salgamos beneficiados.

He trabajado durante muchos años asesorando a empresarios, a equipos de trabajadores, a responsables y directivos, y os puedo asegurar una cosa:

Todos hacen tretas.

Y la única opción ahí es pensar en grande, de un modo que aumente tanto el beneficio que se contemple como algo positivo para todos.

No hay soluciones fáciles, todas las soluciones requieren de mayores niveles de complejidad y eso supone, sobre todo, mucha creatividad.

Si fueras mi cliente, te diría:

“Si quieres que alguien acepte algo que beneficia a otros,
haz que a esa persona le beneficie más.”

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