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La riqueza no es dinero, es mentalidad.
Cuando empiezas a ganar más dinero, todo cambia.
Pero no por el dinero en sí.
Sino porque para ganarlo, tuviste que cambiar tú.
Tuviste que ser más disciplinado.
Tuviste que aprender a gestionar tu energía.
Tuviste que dejar de decir que sí a todo.
Tuviste que decidir. Priorizar. Renunciar.
Posiblemente la cagaste un montón de veces y te comiste esos errores teniendo que compensarlos con mucho esfuerzo y sufrimiento.
Pero aprendiste de eso.
La mayoría cree que tener más dinero te hace más feliz porque puedes darte más lujos, y es verdad.
Pero también es verdad que, si has hecho el trabajo necesario para conseguirlo, la verdadera riqueza está en quién te ha convertido ese proceso.
Porque todo eso te ha llevado a ser alguien más consciente.
Alguien que sabe lo que quiere.
Alguien que cuida lo que tiene.
Alguien que ya no se conforma con sobrevivir, sino que elige cómo quiere vivir.
Y es entonces cuando tu mentalidad se vuelca sobre tus hábitos.
Comes mejor.
Descansas mejor.
Piensas mejor.
Te rodeas mejor.
Y no porque tengas más.
Sino porque eres mejor de lo que eras antes.
Llevo dos años siendo mejor de lo que nunca he sido, y da la casualidad de que vivo en un entorno rodeado de ricos con los que comparto muchos hábitos diariamente.
He podido observar que hay ciertos patrones en los hábitos de los ricos, patrones basados en aquello que realmente importa.
Y es lo que te cuento en la Píldora de la Inteligencia Evolutiva de este sábado.
Si fueras mi cliente, te diría:
“Cuando tu mentalidad mejora, todo en tu vida mejora.
Porque dejas de comprar cosas que no necesitas, y empiezas a construir la vida que realmente siempre has necesitado.”
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