La doctrina del hielo eterno

“Es preciso elegir entre estar con nosotros o contra nosotros. De la misma manera que Hitler limpiará la política, Hans Hörbiger barrerá las falsas ciencias. La doctrina del hielo eterno será el símbolo de la regeneración del pueblo alemán. ¡Tened cuidado! ¡Formad a nuestro lado antes de que sea demasiado tarde!”

Esta fue la carta que una mañana del verano de 1925 recibieron en su casa todos los científicos de Alemania y de Austria.

Aún quedaba muy lejos la segunda guerra mundial (1939) y el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP), más conocido como Nazi y fundado en 1920, aún no suponía un peligro.

La doctrina del hielo eterno se inspira en una visión que tuvo de joven el nazi Hanns Hörbiger, en la que imaginó que en el cielo había un cuerpo enorme a muy elevada temperatura, millones de veces mayor que nuestro Sol actual. Este cuerpo chocó con un planeta gigante, constituido por una acumulación de hielo cósmico. La masa de hielo penetró en el supersol. Nada sucedió durante centenares de miles de años. Después, el vapor de agua hizo que todo estallara.

Algunos fragmentos fueron proyectados a lo lejos en el espacio. Otros volvieron a caer sobre la masa central donde se había originado la explosión. Otros fueron proyectados a una zona intermedia: son los planetas de nuestro sistema solar. Había treinta de ellos. Son bloques que, poco a poco, se fueron cubriendo de hielo. La Luna, Júpiter, Saturno, son de hielo, y los canales de Marte son grietas del hielo. Solo la Tierra no está absolutamente dominada por el frío: en ella sigue la lucha entre el hielo y el fuego.

Hörbiger, apoyándose sobre antiguas mitologías y teorías teosofistas afirmaba:

—La Luna acabará por caer en la Tierra.

Según su teoría, los planetas obedecen a dos fuerzas, una originada en la explosión original que les aleja. Otra, la gravitación que los atrae a la masa más fuerte situada en su proximidad.

Según su visión, con el tiempo, la Luna se irá acercando a la Tierra. Entonces, la gravedad y los rayos cósmicos aumentarán y actuarán en los genes y cromosomas de los seres vivos, en los que se producirán mutaciones. Finalmente la Luna impactará sobre la Tierra destruyendo parte de ella, alterando los mares, los continentes y todas las formas de vida.

Aquellos que sobrevivan, crearán una nueva raza en un planeta sin Luna, con mucha menos gravedad y serán físicamente de mayor tamaño y tendrán capacidades mentales superiores. Esta civilización continuará desarrollándose hasta que llegue un momento en el que la gravedad de la Tierra cazará otro astro y el ciclo volverá a empezar.

Según Hörbiger, la Luna que nosotros vemos es el cuarto satélite de la Tierra. Cada etapa Lunar en la Tierra corresponde a una de las cuatro épocas geológicas. Esto permite explicar los restos de árboles gigantes, los dinosaurios o los humanos gigantes del pasado que se registran en los mitos antiguos.

Se dice que en una de las edades sin Luna apareció una raza superior, los arios. Que arrasaron con las razas inferiores (hay registro de su paso por China, India, oriente medio…) y representa que fueron capaces de sobrevivir a la caída de la última Luna. Parece que los descendientes de estos arios perciben que tienen una superioridad aria que les aporta ciertos poderes por encima del resto de razas y les ayuda a comunicarse con entidades de poder que les protegen y les guían en la creación de una nueva civilización en la que las razas inferiores serán exterminadas y dominadas, y florecerá una gran raza superior aria en todo el mundo.

Esta es parte de la visión secreta y esotérica del movimiento Nazi. Esto es en lo que creían de verdad y la causa de los exterminios que les llevaron a asesinar a 17 millones de personas.

Esta locura sucedió en Alemania y en Austria el siglo pasado. Esta carta que he nombrado al principio, se mandó en 1925. En ese mismo año, Albert Einstein, estaba en el apogeo de su carrera tras haber recibido el Premio Nobel en 1921, seguía trabajando en la teoría de la relatividad y otros campos de la física teórica. Max Planck, el padre de la teoría cuántica, era una figura influyente en la comunidad científica. Werner Heisenberg, formuló la mecánica matricial en ese mismo año, marcando un hito en la mecánica cuántica, por lo que recibiría el Premio Nobel en 1932. Erwin Schrödinger estaba desarrollando su famosa ecuación de onda, presentada en 1926, que se convertiría en una base fundamental de la mecánica cuántica y le valdría el Premio Nobel en 1933.

Y aun así, todos estos grandes científicos no pudieron frenar toda esa locura y tuvieron que huir debido al riesgo que suponía no creer en la Doctrina del hielo eterno. Además de muchos de ellos ser judíos y correr un riesgo mayor solo por ello.

Tantos otros científicos, académicos, ingenieros, cedieron a la Doctrina. Las reuniones y conferencias de astronomía eran interrumpidas violentamente por negar esa doctrina, los profesores de universidad eran amenazados por la calle. Los directores de las instituciones científicas recibían mensajes que decían: “Cuando hayamos triunfado usted y sus colegas tendrán que mendigar en las aceras.” Hombres de negocios, industriales, antes de contratar a un ingeniero le hacían firmar: “Juro que creo en la teoría del hielo eterno”. Hörbiger escribía directamente a los grandes ingenieros: “O aprenden a creer en mí o serán tratados como enemigos”.

Los Nazis, no solamente eran un partido político, eran una sociedad secreta esotérica, un grupo que en realidad se llamaba Thule. Estaba fundado por 7 hombres: Rudolf von Sebottendorf (Rudolf Glauer), Walter Nauhaus, Dietrich Eckart, Karl Harrer, Gottfried Feder, Alfred Rosenberg, Hans Frank, los cuales no solo fundaron el grupo Thule sino que se apoderaron del Partido Obrero Alemán (DAP) y lo transformaron en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP o Partido Nazi). Estos hombres hicieron una alianza de poder esotérica, para ello necesitaron a un mago y un médium. Atención porque la historia aquí se pone aún más interesante, el mago que les permitió hacer la alianza de poder fue el geopolítico y esotérico Haushoffer, y el médium no era otro que Hitler, que canalizaba y se comunicaba con las entidades de poder.

En 1923, Eckart dijo antes de morir:

“Seguid a Hitler. Él bailará, pero yo he compuesto la música. Le hemos dado los medios de comunicarse con Ellos… No me lloréis: yo habré influido en la Historia más que ningún otro alemán…”

Hitler nació el 20 de abril de 1889 en una pequeña ciudad llamada Braunau am Inn, se decía que esta era un criadero de médiums. En esa misma época y en esa misma ciudad, había dos hermanos que eran grandes médiums que canalizaban entidades, Willy y Rudi Schneider, cuyos experimentos psíquicos causaron sensación durante muchos años. Hitler tuvo la misma nodriza que Willy Schneider. El barón de Schernk-Notzing hacía venir de Braunau a sus médiums, uno de los cuales era el primo de Hitler.

Hitler, fue intensamente formado en la práctica mágica por Eckart y por Haushoffer y creía que las entidades con las que conectaba eran reales y podían habitar en nuestro mundo, quizás apoderándose de cuerpos humanos.

En sus palabras:

—¡El hombre nuevo vive entre nosotros! ¡Existe! —Exclamó triunfal. ¿Le basta con eso? Yo he visto el hombre nuevo. Es intrépido y cruel. Delante de él, he tenido miedo.

Entró en contacto con estas entidades (cada cuál debe evaluar si esto fue real o fruto de un terrible brote psicótico) hasta el punto de entrar habitualmente en estados alterados y perder la cabeza, sufriendo terribles pesadillas y viendo a esos seres en su propia habitación. Esto quedó documentado en el libro de D´Achille Delmas:

“Una persona próxima a él, me dijo que Hitler se despierta por las noches, lanzando gritos convulsivos. Pide socorro, sentado en el borde de la cama, y está como paralizado. Es presa de un pánico que le hace temblar hasta el punto de sacudir el lecho. Profiere voces confusas e incomprensibles. Jadea como si estuviera a punto de ahogarse.

Una vez Hitler estaba en pie en su habitación, tambaleándose y mirando a su alrededor con aire extraviado. “¡Es él! ¡Es él! Ha venido aquí, gemía. Sus labios estaban pálidos. Por su cara resbalaban gruesas gotas de sudor. De pronto, pronunció unos números sin sentido, algunas palabras y trozos de frases. Era algo espantoso. Después volvió a quedar en silencio, pero siguió moviendo los labios. De pronto rugió: “¡Allí! ¡Allí! ¡En el rincón! ¡Está allí!” Daba patadas en el suelo y chillaba. Le fueron tranquilizando y poco a poco se fue calmando.

Hitler creía que estaba en contacto con las entidades, parece que estas le guiaban en las estrategias, le avisaban cuando iban a atentar contra él, le poseían en los discursos, influían en las batallas…

Haushoffer le guiaba en la magia, Horbiger en la mística y las entidades tomaban el control de su cuerpo:

Strasser: “Quien escucha a Hitler ve surgir de pronto al Führer de la gloria humana… Aparece una luz detrás de una ventana oscura. Un señor con un cómico pincel por bigote se transforma en arcangel… Después el arcangel levanta el vuelo; y ya no queda más que Hitler, que se sienta, bañado en sudor y con los ojos vidriosos.

Bouchez: “Yo contemplaba sus ojos, que se habían convertido en ojos de médium… A veces parecía producirse un fenómeno de ectoplasmia: algo parecía habitar en el orador. Se desprendía un fluido… Después volvía a ser el hombre pequeño, corriente, incluso vulgar. Parecía fatigado al agotarse sus acumuladores.”

Pero Hitler se excedió. Perdió el ritmo de la música y en lugar de ser un instrumento de estas entidades, parece que quiso imponer a estas entidades su propia voluntad.

En 1942 fallaron los pronósticos, parecía que en Rusia habría un invierno tibio y la batalla de Stalingrado no supondría ningún problema. Sin embargo, el invierno fue terriblemente fuerte. Pidieron a Hitler retirar sus tropas que morían masivamente al no estar equipadas para sobrevivir a menos 40º.

Hitler respondió: —El frío es cosa mía ¡Atacad!

Contaba con la ayuda de sus entidades poderosas para que el fuego pudiese arrasar con el frío hielo de Rusia. Pero el frío no se detuvo, las entidades permanecieron en silencio y sus tropas perecieron. En este caso el fuego ario no pudo contra el frío del invierno Ruso. Parece que las entidades dejaron de estar del lado de Hitler y esto supuso su caída.

En los juicios de Nuremberg, el único superviviente del grupo inicial de los Thule, Hess, una vez en la cárcel declaró formalmente que Haushoffer (el maestro de Hitler) era el mago, el amo oculto del grupo Thule y del movimiento. El hombre que desde el principio guió a Hitler para ser el médium que canalizase las fuerzas ocultas que permitiesen a los arios recuperar el poder y la gloria en la Tierra.

Hace tan solo un siglo, nuestra ciencia fue desplazada en Alemania, Austria y en gran parte de Europa por creencias irracionales que no se sostenían sobre ninguna evidencia. Eso en unos países en los que la ciencia tenía más poder que en ningún otro lugar del mundo, y en los que había el mayor grupo de eminencias que ha habido en la historia.

El movimiento nazi no fue solo un movimiento político, eso fue su discurso exotérico para justificar que una sociedad secreta, se apoderase de países, gobernase potencias, asesinase a 17 millones de personas en actos rituales basados en canalizaciones psicóticas de un grupo de 7 locos, dirigidos por un místico Haushoffer, guiados por los paranoicos mitos de Hörbiger y todo ello encabezado por un hombrecillo que se dejaba poseer por aparentes “entidades oscuras”.

Lo que no he dicho todavía es que se formó a una Orden Negra de cientos de soldados que en realidad eran iniciados como monjes militares para que se desperdigasen por países de toda Europa y seguir así con la misión de esas entidades secretas que pretenden liberar al mundo de las razas inferiores y hacer emerger un nuevo mundo de hombres-dioses.

El movimiento político nacional socialista, siempre fue un discurso exotérico para mantener a la población al margen del verdadero discurso esotérico.

En palabras de Hitler:

No se trata de suprimir la desigualdad entre los hombres, sino, por el contrario, de ampliarla y convertirla en ley protegida por barreras infranqueables. ¿Qué aspecto tendrá el futuro orden social? Camaradas, os lo voy a decir: habrá una clase de señores; habrá la multitud de miembros del partido, clasificada jerárquicamente; habrá la gran masa anónima , la colectividad de los servidores, de los pequeños a perpetuidad, y, por debajo de éstos, la clase de los extranjeros conquistados, los esclavos modernos.”

Y ahora te pregunto:

¿Cabe la posibilidad de que esta organización siga activa?

¿Pueden haber creado organizaciones distintas, sociedades diferentes, sostenidas sobre discursos exotéricos mucho más moderados que el del nazismo, por ejemplo el del medio ambiente?

¿Habría que confiar en movimientos que quieran gobernar el mundo por el bien de toda la población?

¿Estamos seguros de que las personas más poderosas del mundo no forman o han formado parte de sociedades secretas o grupo proeugenesia con orientaciones raciales?

¿Es realmente necesario que organizaciones privadas como el Foro Económico Mundial, liderado por el alemán Klaus Schwab, o la OMS, tengan tanto poder a nivel mundial, incluso por encima de los propios estados?

No lo sé, pero personalmente desconfiaré de todo aquello que esta buena gente, tan rica y tan poderosa, me anime a hacer por mi propio bien.

Hasta aquí con esta reflexión de sábado, espero no haberte mucho la cabeza, pero me parece una locura tan brutal y tan desconocida que tenía que compartirlo.

¡Qué pases un bonito fin de semana!

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