La culpa.

La culpa.

Está relacionada con la visión occidental de Dios.

Y es por esa culpa, por intentar no ser los pecadores que en realidad somos, que la gente se reprime hasta que revienta y, al final, termina causando mucho sufrimiento.

La visión occidental de Dios nos hace mucho daño, porque ha sido modelada para domesticarnos y no es coherente con la energía y la conciencia que rigen la vida.

Lo que me sorprende es que haya un movimiento como el que hay en la actualidad en el que mucha gente joven vuelve, no solo al Dios de siempre, sino a la Iglesia.

Entiendo que cuando alguien se tropieza, antes de caer, alarga la mano hacia donde recuerda que había una barandilla.

Pero podemos hacerlo mejor de lo que lo hemos hecho.

Todos sentimos la mirada, detectamos esa señal imposible que nos indica que hay un orden por delante de nuestros pasos, y nos lanzamos al vacío sabiendo que en el último momento siempre aparece una mano que nos agarra y sostiene. Aunque sea de modos que jamás habríamos deseado.

No caigamos en la trampa de creer que necesitamos el relato para llegar hasta la divinidad.

Lo único que necesitamos es cerrar los ojos y entregarnos a ella.

En la Píldora de mañana de la Inteligencia Evolutiva hablo de la importancia de copiar, pero también de la culpa, de la trampa, de Dios, de la verdad y de la diferencia en la relación con la divinidad entre Occidente y Asia.

Es una de esas Píldoras que te sorprenderán y, al terminarla, sentirás que algo dentro de ti ha cambiado, porque al descubrir aquello de lo que te hablo, a mí me cambió.

Puedes apuntarte ahora a la Inteligencia Evolutiva y accederás a la Píldora que se publica mañana a las 7 h de la mañana.

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