Hay un juego que siempre se está jugando.

 

Nunca me he identificado con la mayoría de la gente.

Sinceramente, no les entiendo.

No entiendo su falta de hambre, de ambición y de voluntad. Incluso su falta de respeto por sí mismos.

 

Quizás por eso el texto de Theodore Roosevelt, del Hombre en la arena, me inspira tanto.

Porque, aun habiendo conseguido una posición privilegiada, sigo en la arena mucho más de lo que lo hace la gente que está ahí por necesidad.

Quizás es justamente por eso, porque están ahí por necesidad, porque no quieren estar ahí y, cuanto menos quieren estarlo, peor les va y más necesitan volver a la arena.

Y no se dan cuenta de que, hagas lo que hagas, si lo haces bien, incluso si lo haces muy bien, seguirás en la arena.

Pero ¿se puede salir de la arena?

No, no hay nada fuera de la arena. Más que la ilusión de no estarlo.

La arena puede ser un campo de batalla, o puede ser un circo, o puede ser un concierto o una obra de teatro. La arena es tu lugar de trabajo, la arena es ese espacio en el que construyes un hogar con tu pareja, o el lugar en el que construyes castillos con tus hijos.

La arena es ese espacio en el que vuelves a estar despierto, velando, presente, vivo.

Pero la arena es también ese espacio en el que te desconectas y vuelves a estar dormido.

Esperar la estabilidad en la que ya puedes relajarte y distraerte, evadirte y estar en paz, es una ilusión que puede cumplirse en cualquier momento sin que nunca sea una verdad. Cuando quieras, puedes salir de la arena, ir a las gradas y ser un simple espectador que vive dormido anhelando el sueño que otros sueñan.

Pero ahí también estarás en tu arena.

Recientemente he tenido una revelación espiritual que ha puesto del revés todo lo que creía saber. La alquimia, el hermetismo, la espiritualidad en general… Todo ha cambiado y se ha reconfigurado en una forma más compleja, pero ahora hay una dirección.

Desde que eso sucedió he reconfigurado mis proyectos, lo has visto, y todo está generando un alcance mucho mayor de lo que había sucedido hasta ahora.

Y lo único que te voy a decir es que en ningún momento termina el juego.

Porque el juego está diseñado para que no termine.

Esa es su función.

Y la tuya es jugar cada vez mejor.

Para trascender quién eres y alinearte con algo mayor que tú.

Hay un orden que ordena, que une lo que está separado y que junta lo que quiere separarse. Hay un orden que rompe lo que está intacto y que repara lo que está roto.

Y tú puedes ponerte del lado de este orden, alinearte con él y avanzar con el viento a tu favor.

Pero para ello, tienes que poner orden a quien eres, y el primer paso es respetarte.

Esto es lo que descubrirás en la Píldora de mañana, a respetarte. He hablado mucho sobre este tema, pero a todos os impactará esta Píldora, porque no hay ningún filtro.

Si fueras mi cliente, te diría:

“Juega con quienes juegan mejor que tú.”

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