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Hay gente que solo puede cagar en casa.
¿Alguna vez has visto a alguien perder los nervios?
Se les pone una especie de velo en los ojos y se nota que a pesar de estar mirando no están viendo.
Entran en modo destrucción. Todo lo que hacen, todo lo que dicen, está orientado a romper.
Recuerdo el caso de un hombre que al llegar a casa del trabajo liberaba la tensión acumulada volcando toda su frustración sobre su familia. Hacía falta cualquier detalle, que su mujer dejase la puerta abierta de su habitación y el perro se subiese a la cama, que su hijo no hubiese terminado los deberes a la hora de cenar, que el televisor tuviese el volumen demasiado fuerte… Cualquier excusa era buena para vomitar toda la bilis que llevaba dentro, enfadándose y montando el pollo, que en realidad es lo que quería porque esa era la forma en la que liberaba su malestar.
La mujer me decía que daba igual lo que ella, o su hijo, hicieran. Siempre habría algún detalle que serviría de excusa para que él se enfadase.
Cuando él vino a la consulta, me contó su problema. Puso mil excusas y lo justificó con que trabaja mucho, llega tarde y se encuentra que todo es un caos…
—No hay nada que digas que pueda justificar los malos tratos —dije.
—¿Malos tratos? —preguntó.
—¿Acaso les tratas bien?
Silencio.
—Nunca les haría daño, una cosa es enfadarme o perder los nervios y otra hacerles daño.
—Hay muchas formas de hacer daño.
Evidentemente que no era un maltratador, solo una persona con mala regulación emocional y mal carácter. Pero quería dejar claro que su problema estaba haciendo daño a su familia, y no iba a perder el tiempo jugando a que me lo estuviera justificando.
Poco tiempo después aprendió a regularse emocionalmente, puso límites en el trabajo, y su relación familiar mejoró extraordinariamente.
Una de las partes positivas es que, al darse cuenta de que el problema NO es lo que lo detona (no es la comida quemada o cruda, no es el perro en la cama, no son los deberes), y que el verdadero problema viene de otro lugar, en este caso el trabajo, pudieron crear un sistema de etiquetado. Ellos le llamaban “estás soltando”, yo le llamo vomitar. Esto les permitió poner conciencia a lo que estaba sucediendo, para contener esa reacción en el lugar equivocado y empezar a tomar medidas en el lugar correcto.
Todos lo hacemos, unos más y otros menos, pero todos acumulamos y volcamos. Contenemos y soltamos. Retenemos y vomitamos. Y muchas veces pagan justos por pecadores.
No se trata de que te culpes por estos momentos de falta de control, solo hace falta que los entiendas para que aprendas a regularlos de forma correcta. Porque en la vida no dejarán de suceder cosas que te hagan sentir mal, pero pagarlo con las personas que más quieres no es justo ni es la solución.
Si fueras mi cliente, te diría:
“La patata caliente siempre se la acaba comiendo quien menos lo merece.”
🔥 ATENCIÓN 🔥
Este sábado en la Membresía hablo sobre regulación emocional. Para que aprendas a graduar el malestar y no termines por explotar haciendo mierda la vida que has construido.

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