Hay gente que se levanta sin deudas.

Conozco a personas que se levantan por la mañana sin deberse nada.

No se deben unas calorías menos, ni el entreno del día anterior, ni la conversación pendiente con esa persona que importó, ni el proyecto que siguen posponiendo.

Se levantan, miran su agenda, y hacen lo que toca. Sin drama.

No negocian.

Y no lo hacen porque tengan una fuerza de voluntad especial.

Lo hacen porque un día decidieron dejar de mentirse.

Cada vez que dices que vas a hacer algo y no lo haces, pierdes respeto por ti mismo.

Y cuando te cruzas con una persona que no se debe nada, todavía tienes la osadía de decir que tus deudas pendientes se deben a las circunstancias.

Deja de mentir y de mentirte, porque la vida no va de merecimiento.

Va de responsabilidad.

Si fueras mi cliente, te diría:

“Empieza la semana afrontando la deuda más pequeña.

Y, día a día, no pares hasta no deber ni deberte nada.”

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