Es la hostia de complicado tener buena autoestima.

Hay un problema de autoestima importante.

Porque desde niños se nos conduce a tener una vida basada en ganar algo de dinero, pero no el suficiente; a que tengamos que endeudarnos, necesitar una pareja para poder construir una vida mínima, tener hijos antes de tiempo y aguantar a base de ansiolíticos y antidepresivos hasta que nos jubilemos, rezando para que nos quede algo de salud y podamos entonces disfrutar de esa pensión financiada por el Estado.

Y si sigues el camino marcado, es muy difícil que tengas una buena autoestima.

Porque difícilmente te esforzarás más por hacer algo que no quieres hacer, tus resultados tenderán a ir cayendo (por eso a la gente, cuanto más mayor, más difícil le resulta encontrar trabajo, cuando debería ser al contrario), y cada vez te sentirás menos orgulloso de eso que haces, de quién eres y de la vida que construyes.

Cuando te dan un escenario demasiado estructurado, es muy difícil tomar decisiones propias. O por lo menos hacer cosas de las que te sientas de verdad orgulloso.

Y lo más difícil es cuestionar el escenario, con sus normas y pensar en que esos límites se pueden romper para trascenderlos.

Pero, tristemente, es necesario que lo hagas.

Toda acción que te lleva a enorgullecerte de ti mismo es siempre una acción que rompe los límites de lo esperado.

La sociedad, en su propósito evolutivo inconsciente, te asfixia con unos límites demasiado estrechos porque espera que, al asfixiarte, reacciones; que te rebeles, que saques tu potencial creativo para transformar tu mundo en algo mejor.

Y por ello, si te crees el juego, si te conformas con esos límites, te asfixias, te apagas y te mueres.

Toda transformación empieza siempre con un punto de presión y tiene como propósito trascenderla.

Y cuanto mayor es la presión, mayor tiene que ser el acto de transformación para convertirte en alguien libre de ella.

Si fueras mi cliente, te diría:

“Deja de evitar la presión y permite que te rompa, para reconstruirte en alguien que, de nuevo, es libre.”

NO respondas a este mail. NO recibo las respuestas.

Puedes compartir las frases que más te gusten de este mail en tus historias de Instagram (etiquétame), y también puedes reenviar este correo a quien creas que le puede servir.

Si quieres recibir mensajes míos relacionados con los tema que trato en los mails puedes unirte al Canal de WhatsApp.

Si algún día no recibes el mail puedes acceder a esta página
y podrás ver TODOS los mails: