Ellos y nosotros.

Esta semana terminé un libro de principios del siglo pasado.

Una novela realmente complicada con tintes místicos. Su autor formaba parte de la Golden Dawn y en cierto modo desvela veladamente su visión del mundo, sus rituales, sus creencias… y leerlo ha sido realmente fascinante.

Algo que me ha parecido increíble es que una princesa tenía un coche y, para el resto de personajes, montarse en él era una experiencia alucinante que vivían por primera vez.

(Quiero recordar que a partir de los años 20 ya se popularizó el coche, pero en la primera década era aún un lujo.)

Lo fuerte es que de eso hace cien años, y cien años es casi lo que vive una persona longeva.

Y de estar alucinando con un coche, ahora tenemos coches eléctricos y algunos hasta funcionan solos con unos niveles de precisión alucinantes.

Eso me da que pensar, porque a lo largo de la historia ha habido innovaciones que han cambiado el mundo. El fuego, la rueda, la brújula, la imprenta, la electricidad, el teléfono, internet… Cada una de estas innovaciones o descubrimientos nos metió una hostia como sociedad y ya no volvimos a ser los mismos.

Pero ahora están convergiendo una cantidad enorme de tecnologías al mismo tiempo y somos incapaces de comprender la magnitud del impacto que tendrán, desde: la inteligencia artificial, el blockchain, la computación cuántica, las impresoras 3D, la nanotecnología, la edición genética, la realidad virtual, las energías renovables…

Sinceramente, leyendo ese libro no he percibido prácticamente ninguna diferencia a nivel humano entre esas personas y nosotros. Dejando al margen la tecnología, se comunican, se relacionan, discuten, se reconcilian, sienten y piensas… igual que lo hacemos nosotros. Y hace un tiempo leí “El asno de oro”, que es del año 100 d.C., y sucedía lo mismo, las personas se relacionaban entre ellas de un modo muy similar a nosotros. Lo único que cambiaban eran las tecnologías que tenían.

Y esto me lleva a pensar que posiblemente todo lo que está sucediendo ahora nos llevará a un mundo muy distinto, en el que no habrá que trabajar, en el que el dinero y la energía no serán un problema, en el que el ocio, el entretenimiento y la cultura se convertirán en el centro de nuestras vidas, en el que se digitalizarán todas las cosas que existen en este mundo para monitorizarlas y administrarlas mejor, y se crearán mundos virtuales en los que pasaremos más tiempo que en el nuestro.

Posiblemente nos da más miedo la idea de todo eso de lo que en realidad supondrá, pero hay algo que me maravilla, y es que muy posiblemente dentro de 100 años algún friki rescatará de una vieja estantería de su abuelo un libro de nuestro tiempo y, al leerlo, dirá…

Pues tampoco veo tanta diferencia entre ellos y nosotros.

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