Este fin de semana estuve pensando en esto que hago del mail.

Debido al mail del sábado, recibí varios mensajes de gente que me agradece el mail diario. Me dejaron comentarios muy positivos y, en general, me sentí muy agradecido por todo lo que me dijisteis.

Entonces, me detuve un momento para analizar todo esto.

Varios miles de personas me leen a diario y casi veinte mil personas reciben mis correos.

Cuando te detienes y analizas esto, de repente te das cuenta de la responsabilidad que supone. Para muchas personas, lo primero que hacen es leer el mail, desde la cama, tomando un café o de camino al trabajo.

¿Realmente qué quiero transmitir?

¿Qué quiero aportar en ese momento de su día?

¿Cómo les puedo inspirar?

Bien, pues me he propuesto escribir un mail honesto y sincero, compartiendo de corazón un mensaje positivo que pueda hacer que todas esas personas que me leen cada mañana empiecen el día mejor y transmitan de forma resonante esa buena vibra al resto de la gente.

Me he puesto a escribirlo y lo he hecho.

Después, lo he leído y podría decir que es el mejor mail que he escrito, que puede ser un gran catalizador para que las personas puedan sentirse mejor consigo mismas y empezar así a cambiar su vida.

He pensado en todas ellas, en todos vosotros y todas vosotras; os he imaginado delante de mí leyendo el mail y siendo mejores personas. Sonreíais y estabais felices.

Entonces, me he despertado. Me había dormido delante del ordenador.

Sin embargo, el mail estaba ahí. Pensaba que era un sueño y que me lo había imaginado todo. Pero estaba ahí, escrito, palabra por palabra exactamente como en el sueño.

Lo he vuelto a leer y era maravilloso… Una lágrima ha caído por mi mejilla.

Y entonces lo he borrado.

No he dejado ni una sola palabra.

Porque he recordado que no os conozco de nada, me importa una mierda como os sintáis y no tengo ningún problema en decepcionaros.

No olvides que:

Sé perfectamente lo que soy y lo que no soy.

Y me encanta serlo y no serlo.

No tengo dudas en relación a mi responsabilidad contigo porque sé perfectamente lo que esperas de mí.

Sé perfectamente en aquello que debo fallarte SIEMPRE.

Y en aquello que no debo fallarte NUNCA.

Si fueras mi cliente, te diría:

“Cuidado, porque cuando se te olvida quién eres empiezas a intentar reconocerte a partir de lo que los demás quieren que seas.

Y ahí sí que puedes perderte para siempre.”

🔥  ATENCIÓN 🔥

Este sábado en la Membresía te hablo sobre expandir los límites de tu realidad para ser capaz de encontrar soluciones a problemas que parecen imposibles de resolver.

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