Decisiones grandes, pasos pequeños.

Ayer una persona me escribió contándome que está en un momento de cambio y quiere dar un giro enorme a su vida.

Eso suele suceder cuando te das cuenta de que la vida que tienes no es la vida que quieres.

Y cuando lo ves, ya no puedes dejar de mirar.

Entonces nos entra la prisa y pensamos que tenemos que hacer algo ya.

Hacer algo grande que nos lleve a donde queremos llegar.

Y ahí está el error.

En la Mentoría de la IE está sucediendo eso. Llevamos a los clientes a tomar una decisión ambiciosa, difícil y emocionalmente complicada. Y les da miedo, porque el siguiente pensamiento lógico esa: ahora tengo que montar un pollo de la hostia.

Pero no es así.

Quédate con esto:

Decisiones grandes, pasos pequeños.

La gente decide fatal, sin visión, sin planificar, sin estrategia… y luego hacen movimientos bruscos: separarse, dejar un trabajo, emprender, cambiar de ciudad… sin estar preparada para ello.

Decisiones grandes, pasos pequeños.

La clave es darnos el permiso de tomar una decisión que realmente sea un “sí, por supuesto”. Una decisión ambiciosa, que nos lleve a una vida bonita y que posiblemente implique varios cambios.

Pero en la ejecución, y ahí está la magia… pasos pequeños.

He acompañado a varios cientos de personas a conseguir resultados que jamás habrían imaginado. Y la clave siempre es la misma: apretar fuerte en la decisión y acompañar la ejecución de forma gradual, con pasos precisos y pequeños.

Más que grandes acciones, solo ajustes, correcciones y conversaciones.

Hazlo así y tu desarrollo será constante, implacable, y no causará sufrimiento ni a ti ni a las personas que te rodean.

Estamos haciendo un experimento, por ello el acceso a la IE sigue cerrado. Pero ayer hicimos una apertura en la que las personas que querían apuntarse nos escribieron por WhatsApp contando sus motivos, los cambios en los que están, y algunas de esas personas han entrado.

Quiero que la comunidad de la IE crezca, y para ello hay que empezar a cerrar la puerta.

Recuerda: pasos pequeños.

Si fueras mi cliente, te diría:

No hace falta que corras.

Porque cuando el paso es el correcto, el destino se acerca solo.”

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