Dale sentido a tus palabras.

El lenguaje construye caminos que nos permiten ampliar nuestro mundo.

Cada nueva palabra implica una descripción que añade un nuevo ángulo a nuestros significados.

Por ejemplo, algo puede generarte simpatía o no generártela.

Y de este modo puedes clasificar tu mundo en dos bandos.

Pero si añades el concepto de empatía, descubres que hay personas, causas, ideas, proyectos, movimientos… con los que puedes empatizar aunque no simpatices con ellos.

Ahora ya no hay dos bandos, hay cuatro.

Cuanto más amplías tus descripciones, más se amplía tu visión del mundo y, en consecuencia, menos polarizada es tu posición.

Por ello, leer, estudiar, viajar, conversar, conocer a personas distintas, versiones diferentes de lo sucedido, nuevos modos de hacer las cosas… te lleva a ser más consciente.

Consciente de que el mundo que te rodea es tan sencillo o tan complejo como lo sea la mirada con la que lo observas.

Y desarrollar esa mirada depende completamente de ti.

Justo por esto entrenamos nuestra mirada a través de la mentalidad, porque los caminos cerrados se pueden abrir si expandes lo suficiente tu visión del mundo.

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Si fueras mi cliente, te diría:

“Si en tu mente hay un muro, recuerda que en tu mirada está la puerta.”

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