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Bloom.
Hay un concepto que me encanta y que es súper útil.
Es el de Bloom.
Este concepto lo acuñó un grupo de anarquistas franceses llamados Tiqqun, inspirados en el Sr. Bloom de la obra Ulises de James Joyce.
Básicamente hace referencia a cuando algo está vacío y carece de sentido de sí mismo. Cuando es una apariencia moldeada a partir de la copia de otra cosa.
Por ejemplo, esos brunch que aparentan ser healthy pero que simplemente lo ponen bonito para que puedas hacer una foto y publicarla aparentando que eres healthy…
Eso es un Bloom.
Que los mismos supermercados de siempre se pinten de colores marrones y verdes, es greenwashing, y eso es un Bloom.
Cuando un restaurante normal elige poner carne ecológica y huevos de gallinas de pasto, es una decisión basada en valores. No es Bloom, es una consecuencia.
Cuando haces ver que eres healthy pero pones todo malo, es Bloom.
Ok, estos días estamos viviendo muchas experiencias y sabemos lo que es Bloom y lo que no lo es.
Por ejemplo, pagamos una pasta por subir arriba del todo de la torre esa del Burj Khalifa. Bloom.
Era una parafernalia para que la gente se sintiese exclusiva, pero no tenía nada de exclusivo. Y mira que no es difícil hacer que estar en la parte más alta del edificio más alto del mundo sea una experiencia increíble. Pero su pretensión de querer aparentar exclusividad la ensució. Había canapés y copas por todas partes, pero había demasiada gente, el personal estaba estresado y había demasiada cola para bajar.
Ayer fuimos a la ópera y, por mucho que nos gustó lo que hizo Roberto Bolle, la obra era un Bloom, y la experiencia en la ópera también.
Luego fuimos a cenar al rooftop de moda, y pensábamos que sería un Bloom, pero no. La comida era realmente buena y las vistas muy bonitas. Simple y directo. Lo que hacían, lo hacían muy bien.
Y ahora estamos en un resort en medio del desierto. Y tampoco es Bloom, es alucinante.
Es lujo y se nota en el cuidado de los detalles, pero hay un exceso de atención en que la experiencia sea increíble desde el principio. Parece que estemos en la serie The White Lotus. Y no estaría todo tan cuidado y con tanta armonía si fuera un Bloom.
Lo que te quiero transmitir es que no juegues con las apariencias. No te cargues de un sentido que no tienes. Hay gente que cuando habla se da una importancia que jamás tendrá.
Hay demasiados emprendimientos que son ideas que la persona quiere hacer para ganar dinero o por sus cojones, pero que no tienen sentido para nadie más que para sí misma, y menos para los clientes.
Y, en cambio, hay personas que evolucionan en su profesión y eso deriva en emprendimientos que aportan todavía más valor a las personas que los consumen.
Quédate con el concepto del Bloom.
Y empieza a identificar lo que para ti es un Bloom y lo que no lo es.
Así te irás creando un criterio que te permitirá esquivar un montón de tonterías y acertar en las experiencias que realmente mereces vivir.
Estos días estamos viendo a mucha gente hacer muchas colas, gastar mucho dinero y destinar casi todo su viaje a cosas que son un Bloom clarísimo. Restaurantes, clubs, hoteles, marcas, actividades… Y lo peor de todo es que después lo justificarán porque no podrán admitir que les han tomado el pelo. Por lo menos espero que la foto les quede bonita.
Dicho esto, Dubái es un Bloom. Entero. Muy bonito, muy seguro y todo muy exclusivo, hasta que te alejas del centro. Hemos salido varias veces, una de ellas en el Zoco, alejándonos de la parte turística y al pasear por esas calles no me sentí nada seguro, tranquilo ni exclusivo. No nos pasó nada, pero como en todas las ciudades hay zonas y eso hay que tenerlo claro porque no quita que estamos en Oriente Medio.
Pero puede ser un buen plan B para personas con necesidades muy específicas que necesiten vivir fuera de Europa. Con dinero y con conciencia del lugar, se puede vivir muy bien. Sin bosques, sin árboles ni naturaleza, pero se puede vivir bien.
Si quieres ir viendo nuestro viaje, con algunos Blooms incluidos, puedes ver las historias que voy publicando.
Si fueras mi cliente, te diría:
“Aprende a distinguir lo auténtico de lo artificial, porque vivir rodeado de Blooms te aleja, sin darte cuenta, de tu propia verdad.”
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